¿Sufres algún trastorno de personalidad?
Los trastornos de personalidad son patrones duraderos y persistentes de pensamiento, emoción y comportamiento
A menudo comienzan en la adolescencia o en la temprana edad adulta y pueden continuar durante toda la vida.
Trastornos de personalidad en los adultos
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Hay diferentes tipos de trastornos de personalidad, incluyendo:
- Trastorno narcisista de la personalidad: caracterizado por una necesidad excesiva de atención, una gran arrogancia y una falta de empatía hacia los demás.
- Trastorno antisocial de la personalidad: caracterizado por una falta de respeto por las normas y los derechos de los demás, y por comportamientos impulsivos y agresivos.
- Trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad: caracterizado por una preocupación excesiva por la orden y la perfección y por una dificultad para relajarse y ser espontáneo.
- Trastorno de personalidad evitativo: caracterizado por la tendencia a evitar situaciones sociales y a sentirse inadecuado o inseguro en ellas.
- Trastorno de personalidad dependiente: caracterizado por la necesidad de depender de los demás para tomar decisiones y por temer quedarse solo.
Los trastornos de personalidad pueden afectar gravemente la vida de una persona, interferir en sus relaciones y dificultar su capacidad para funcionar en la vida cotidiana.
Para llevarte más allá de las palabras, aquí puedes conocer a Guadalupe Barquero Fernández, Psicóloga, que nos hablará de la Trastornos de personalidad en adultos. Ver vídeo.
Algunas señales que pueden indicar que una persona tiene un trastorno de personalidad incluyen:
- Patrones de pensamiento y comportamiento que son diferentes de lo que esperaría la cultura en la que vive.
- Dificultad para mantener relaciones a largo plazo y satisfactorias.
- Problemas para controlar los propios comportamientos y emociones.
- Dificultad para adaptarse a cambios o situaciones nuevas.
- Sentimientos de inseguridad o inadecuación.
- Problemas para llevar a cabo responsabilidades y cumplir con compromisos.
- Tendencia a ser inflexible o rígido en su forma de pensar o actuar.
Es importante tener en cuenta que estas señales no necesariamente significan que una persona tenga un trastorno de personalidad. Los trastornos de personalidad deben ser evaluados y diagnosticados por un profesional de la salud mental.
Es difícil determinar con certeza las causas exactas de los trastornos de personalidad, ya que pueden ser el resultado de una combinación de factores. Algunas posibles causas incluyen:
- Genética: Los trastornos de personalidad pueden ser hereditarios, lo que significa que es más probable que ocurran en personas que tienen familiares cercanos con la enfermedad.
- Ambiente: El entorno en el que se crece, incluyendo la forma en que se brinda el cuidado y la disciplina, puede afectar el desarrollo de los trastornos de personalidad.
- Desarrollo temprano: Los trastornos de personalidad a menudo comienzan en la adolescencia o en la temprana edad adulta y pueden continuar durante toda la vida.
- Traumas o eventos estresantes: Los eventos estresantes o traumáticos, como la negligencia o el abuso, pueden aumentar el riesgo de desarrollar un trastorno de personalidad.
Es importante tener en cuenta que los trastornos de personalidad son tratables y que hay tratamientos efectivos disponibles para mitigar la sintomatología. Si sientes que tienes un trastorno de personalidad o que algo no está bien con tu forma de pensar, sentir o comportarte, es importante que busques ayuda profesional.
Lo primero que debes hacer es consultar con el profesional adecuado, que en estos casos es el psicólogo/a, para que pueda diagnosticarlo y tratarlo adecuadamente. Piensa que pedir ayuda es el primer paso para poder, pedir ayuda no es un síntoma de debilidad sino de valentía. Todos necesitamos ayuda en algún o en muchos momentos de nuestra vida, pedirla es lo más natural que podemos y debemos hacer.